sábado, 30 de junio de 2012

Arquetipo: Virgen


En busca del hombre ideal: 
Atenea: "Mmm ese cuate es inteligente, es culto, ni tan joven ni tan mayor, trabaja, tiene amigos, no vicios... no es mala idea..."
Artemisa: (Ella anda corriendo con sus animales y ni en cuenta...)
Hestia a Atenea: "mmmm ok, ok, pero lo vas a traer a nuestra casa?? Va a invadir tu espacio (mi espacio), vas a tener que limpiar el tiradero que el señor deje, y un día de estos se dira tu señor..."


A lo lejos se escucha: 
Artemisa: "¡¡¿QUÉ??!!"
Alianza Hestia-Artemisa: "Ni madres Atenea, va a entrar a tu biblioteca, va a mover tus discos, va a quitar tus obras de arte, y te va a celar..."
Atenea: "Ah No! Mis libros y mi música son SAGRADOS!" 
Las tres al sujeto en cuestión:"No gracias!"


(cualquier semejanza con hechos reales es mera conincidencia).


Sólo para entender un poco el arquetipo.

Un Barco Un Poco



La canción de los puertos
que no veremos nunca,
donde no volveremos
más juntos los dos.
La canción del mar,
del agua salada
que ya no nos va a mojar
jamás.


La canción de los principios,
la canción de los finales
son las canciones que mejor olvidarse
Y si vuelvo a algún lugar nuestro
voy a sentir tristeza
y espero con entereza
saberlo llevar.


La canción de dos ciudades
demasiado separadas por la vida,
por una herida infectada.
Si me ven que me voy
que vengo o salgo adelante
espero llegar elegante a ninguna fiesta.
Donde están?
Donde están?
Que vuelvan por un ratito
los años que se hacen viejos
en el espejo.
Para mí mirar un puerto es sentirme
un barco un poco
que se cruza se saluda con la mano
desde lejos.


Por favor, no ven cómo me estoy rompiendo,
si fuera un barco también me estaría hundiendo.
Vénganme a buscar al fondo del mar
no pude seguir respirando.
Y el le dijo a mi corazón
que siga recordando.


A. Calamaro

Ci sara’


Dopo questa vita che si dimentica di te,
dopo questo cielo senza arcobaleno,
dopo la malinconia che mi prende a ogni bugia,
dopo tutta questa voglia di sereno dimmi 
Dopo il sogno della hawai come tutti i marinai
attraverso questo mare di cemento,
dopo un altro inverno che soffia neve su di me
che ho gia' freddo se non sono accanto a te.
Devi crederci
Ci sara’ - una storia d'amore e un mondo migliore.
Ci sara' - un azzurro piu' intenso e un cielo piu' immenso.
Ci sara' - la tua ombra al mio fianco vestita di bianco.
Ci sara' - anche un modo piu' umano per dirsi ti amo di piu.
Dopo un oggi che non va, dopo tanta vanita'
e nessuno che ti da niente per niente.
Dopo tutto il male che c'e nel mondo intorno a te
com'e bello ritrovarti accanto a me.
Ci sara’ - una storia d'amore e un mondo migliore.
Ci sara' - un azzurro piu' intenso e un cielo piu' immenso.
Ci sara' - la tua ombra al mio fianco vestita di bianco.
Ci sara' - anche un modo piu' umano per dirsi ti amo di piu'

¡Qué lástima!

¡Qué lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan!
¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima 
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.
Después... ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
(que me contaran
viejas historias domésticas como a Francis Jammes y a Ayala)
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra en el puño de la espada!
Y, ¡qué lástima 
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque..., ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
¡Qué voy a cantar si soy un paria
que apenas tiene una capa!


Sin embargo...
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca...
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente a través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa...
Ella entonces me llama
¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.


Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja
muy blanca...
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana...
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por el cristal de mi ventana...
¡Y la muerte también pasa!


¡Qué lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa...
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!


León Felipe

Dagaz





¡Saludos, día!
¡Saludos a los hijos del día!
¡Saludos a la noche y a su hija!
Miradnos a nosotros dos
Con ojos de amor
¡Y proporcionad rapidez a aquellos que están aquí sentados!


¡Saludos a los dioses!
¡Saludos a las diosas!
¡Saludos a la tan necesaria tierra!
Que, en esta vida, los instruidos nos proporcionen dicho e ingenio
¡Así como el poder de curar con las manos!
Edda Poético “Sigrdifumal”
Estrofas 2-3



Guerrero de la Luz


A veces el mal persigue al guerrero de la luz, entonces, con tranquilidad, lo invita a entrar en su tienda… y pregunta al mal: “¿tú quieres herirme, o quieres usarme para herir a otros?”. El mal finge no oír. Dice que conoce las tinieblas del alma del guerrero. Hurga en heridas no cicatrizadas y clama venganza. Recuerda que conoce algunas artimañas y venenos sutiles que lo ayudarán a destruir a sus enemigos. El guerrero de la luz escucha. Si el mal se distrae, él hace que retome la conversación, y le pide detalles de todos sus proyectos. Después de oírlo todo, se levanta y se va. El mal ha hablado tanto, está tan cansado y tan vacío, que no tendrá fuerzas para acompañarlo.
Manual del guerrero de la luz. 
Paulo Coelho. 

Madre Tierra

Madre nuestra que nos alimentas, nos cuidas nos das vida y muerte, nos entregas la libertad de pensamiento y acción. No puedo entregarte o prometerte mi vida, porque te pertenece, lo que puedo ofrecerte son mis acciones, mis pensamientos y sentimientos. Mi labor de cada día es para ti, para tus criaturas, para honrarte y armonizarme con tus ciclos y enseñar a los que lo pidan a estudiarte. Como cualquier hijo, he sido desobediente, rebelde, malagradecida, pero también he reconocido que sin ti no soy nada, que necesito todo de ti, y que como la madre humana que me diste, tú nunca descansas, cuando me voy a dormir, tú sigues trabajando, preparando todo para que al siguiente día nada me falte, me cobijas con un manto de estrellas, me das la visión de noche, sueños profeticos, y todo para que mi comunicación contigo sea mayor y mejor. Gracias Madre por alimentarme con plantas, con el sacrificio de otros hermanos, gracias por tu sangre que corre por mis venas, gracias por tu aliento que llena mis pulmones, gracias por las ilusiones que me regalas cuando te veo en los ojos de mis hermanos.